Los profesores José Antonio Espí y José Luis Sanz, de la Escuela de Minas de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) analizan la situación del sector del carbón español, a raíz de los últimos acontecimientos experimentados en España y en Europa.
“En nuestro país, el carbón se da en dos tipos de cuencas, las cuencas carboníferas con hulla y antracita sobre terrenos paleozoicos y las cuencas de lignitos sobre terrenos terciarios. Las cuencas hulleras más importantes son, las de Asturias y Norte de León y las de Sierra Morena. Las cuencas de lignitos más relevantes se localizan en Cataluña, Teruel y Galicia.
En estas cuencas, por su no viabilidad económica en los últimos años o por el agotamiento del recurso en la concesión otorgada, aparecen numerosas minas cerradas y/o inactivas.
Poniendo cifras en el sector, la producción durante el año 2010 según la memoria de Carbunión, ha sido de 8,4 millones de toneladas, constituyendo un problema importante la falta de consumo y de ventas. En el año 2011 se han estimado 9,6 millones de toneladas, según la misma fuente y el Ministerio de Industria Turismo y Comercio.
En España, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en 2010 el carbón contribuyó con aproximadamente un 8,8% a la generación de electricidad; en Europa ese porcentaje se sitúa en el 25%.Otros usos del carbón son: la producción de aceros y como fuente de energía en procesos como, la fabricación de cementos, de papel, de fibras sintéticas, en la industria farmacéutica, etc.
Escenario europeo
Hace unos meses, definir la situación del sector del carbón español hubiese sido muy diferente a lo que es ahora. Una serie de acontecimientos ha hecho cambiar drásticamente la situación. España, como el resto de socios europeos, ha tenido que presentar un plan de cierre de las minas de carbón no competitivas en cumplimiento de una decisión del Consejo de la UE, de diciembre de 2010.
Entonces, Bruselas permitió que las minas europeas siguieran recibiendo ayudas pero solo hasta el 31 de diciembre de 2018 y siempre que estuvieran condicionadas a su cierre. De esta manera, las compañías mineras que deseen continuar su actividad a partir de 2019 tendrán que devolver las ayudas que hayan recibido. El año pasado se había llegado a un acuerdo sobre el sector del carbón y el plan de cierre. La Comisión Europea quiere incorporar la minería del carbón al régimen general de la competencia en 2018. Eso quiere decir que para entonces estarán prohibidas las actuales ayudas del Estado y aquella minería del carbón no rentable tendrá que cerrar o devolver las ayudas.
El texto remitido por España a Bruselas el pasado año establece una reducción progresiva de las ayudas a las empresas, en línea con las pautas marcadas por las autoridades europeas. Para este año, el plan remitido por el equipo del Ministro de Industria actual, preveía una reducción de las ayudas al sector del 10% respecto a las cantidades otorgadas en 2011. Sin embargo, se ha aprobado una reducción que, en la práctica, es del 63%, y limita el dinero para las empresas a 111 millones de euros (186 millones menos los 75 millones no realizados en 2011), frente a los 301 millones de euros dispuestos en 2011. Esto ha sido el desencadenante de una movilización general del sector minero del carbón. Se censura el recorte unilateral de las ayudas al carbón, porque "no se ha respetado" el Plan del Carbón pactado. Los implicados argumentan que cerrar ahora las minas sería económicamente más costoso que mantener las subvenciones que, "se cubren" con los ingresos que genera el sector.
Las empresas que se ven directamente afectadas por los recortes son: Alto Bierzo (Viloria), Carbones de Arlanza, Carbones del Puerto, Carbones San Isidro y María, Carbonífera del Narcea (Carbonar), Compañía General de Minería de Teruel, Coto Minero Cantábrico, Encasur (Puertollano), Endesa, Hijos de Baldomero García (Viloria), Hullera Vasco-Leonesa, La Carbonífera del Ebro, Minero Catalano Aragonesa (Samca) y Unión Minera del Norte (Uminsa). La empresa pública Hunosa que tiene en plantilla 1.862 trabajadores, también sufrirá una rebaja importante, anunciando en fechas pasadas que realizará el “ajuste” sin acometer despidos.
La patronal del sector, Carbunión, asegura que de mantenerse el recorte, las consecuencias económicas y sociales para las comarcas mineras serán irreparables. No sólo para ellas, sino también para la economía del país. En total, cuantifican que el empleo en peligro por un cierre sectorial afectaría a 13.400 personas (3.963 de plantilla propia, 1.920 de las subcontratas, 4.800 de empresas auxiliares y otros 2.750 de posibles afectados de empresas suministradoras). Según las empresas mineras, el cierre de las minas de carbón tendría un coste de 6.200 millones de euros los próximos dos años. De ellos, 312 estarían destinados al pago de prejubilaciones, bajas incentivadas y el pago del subsidio de desempleo; 1.039 corresponderían a los costes de la clausura y las inversiones sin amortizar (465), que reclamarían al Estado y, finalmente, cuantifican en 4.500 millones de euros el gasto para adaptar las centrales a la quema de carbón importado.
Las medidas de la Administración
Por su parte el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, argumenta que el ajuste que ha habido en todo ese organismo ha sido del 32% y el de la minería del carbón del 39%, pero que para el año 2012 hay 688 millones de euros para el sector, algo que no tiene ningún sector industrial ni energético en España.
Las empresas mineras señalan que con esa reducción van a caer más de un 25% los ingresos y será necesario reducir plantillas y algunas cuencas tendrán que cerrar. Desde la patronal, ante la negativa del ministro a poner más dinero sobre la mesa, se pide que se movilicen partidas presupuestarias que previsiblemente se quedaran sin ejecutar; mientras los sindicatos pretenden radicalizar las movilizaciones.
El recorte también puede afectar al volumen de carbón nacional que queman las centrales o a la parte que se refiere al almacenamiento estratégico de carbón. De la misma manera, está en juego el volumen de carbón que quedó sin quemar el año pasado respecto a lo que se recogía en el Real Decreto de Restricciones por garantía de suministro aprobado en el 2011. El grado de cumplimiento de la orden alcanzado en el ejercicio pasado fue del 79%, sin conseguir quemar la totalidad del carbón pactado entre eléctricas, mineras y el Gobierno, que se refería, no sólo al consumo de la producción minera sino a la reducción de las reservas de mineral acumuladas por las centrales térmicas durante el conflicto que mantuvo parado al sector.
La medida anunciada por el Ministro de Industria forma parte de un conjunto de actuaciones diseñado para reducir el déficit de tarifa, con valor de 3.147 millones de euros. Para ajustar esta cifra, a las compañías eléctricas les corresponde una reducción de 1.300 millones de euros. Por ello, deberán renunciar a 688 millones de euros en los pagos de la distribución y van a sufrir un recorte del 10%, cifrado en 84 millones, en los importes que reciben a cambio de tener las centrales de generación disponibles. A esto se añade una reducción de 56 millones a las empresas que acepten desconectarse de la red en las horas punta
En el Sector creen que el aplazamiento de poco servirá, si se mantiene la postura ministerial, que abocaría al deficitario sector del carbón a una "muerte súbita". La situación del carbón autóctono contrasta con la que atraviesa a escala mundial. La Agencia Internacional de la Energía prevé un crecimiento del 65% en la utilización de carbón en los próximos veinticinco años, y vaticina que en 2035 adelantará al petróleo como combustible dominante en el conjunto energético mundial.
Naturalmente, en medio de esta situación se encuentra el carbón nacional con su, generalmente, menor calidad y, sobre todo, sus costes de extracción, pero en el informe mencionado, la AIE asegura que el gas natural será la otra baza dentro de la producción de energía. Hasta 2035 la demanda de energía mundial crecerá en una tercera parte, y buena parte de esta subida se cubrirá quemando carbón y gas, cuyas reservas conocidas siguen siendo importantes. Los factores que auguran el aumento en el consumo de estos combustibles fósiles son diversos, pero uno de los más destacados es el contexto de crisis económica mundial, que ha acabado por hacer más barato el uso de carbón.
En el petróleo, muchos de cuyos países productores, pertenecen a la parte políticamente inestable del Planeta, ocurre un encarecimiento de sus precios. El gas se está impulsando en Estados Unidos de manera espectacular, pero en Europa, donde lleva siendo una de las fuentes de energía dominantes desde hace años, parece que su uso se está ralentizando.
En resumen, el carbón se integra en un sector energético afectado por numerosos intereses, algunos de ellos opuestos”.
Sobre los autores
Escriben esta reflexión los profesores de la Escuela de Minas José Antonio Espí Rodriguez y José Luis Sanz Contreras.
Doctor Ingeniero de Minas, José Antonio Espí Rodríguez es catedrático del Departamento de Ingeniería Geológica de la Universidad Politécnica de Madrid.
José Luis Sanz Contreras es doctor Ingeniero de Minas y profesor Titular del Departamento de Ingeniería Geológica de la Universidad Politécnica de Madrid.
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